sábado, abril 30, 2005

Sara

Esta tarde estabas en un banco, en el parque que hace esquina frente al maritimo, en puertochico. Estabas sentada, tonteando con un tipo de aspecto simpatico haciendo el gilipollas y dandoos tortas. Te vi tambien hace un par de dias, volviendo a (tu?) casa con un perro, supongo que de pasear. Hace unas semanas nos cruzamos en un bar, tu estabas muy borracha y te dignaste a saludarme, "Adios Fernando". Cortesmente dije "Adios, Sara" y han sido las unicas palabras que hemos cruzado en estos ultimos años.

No puedo dejar de recordarte en ese barco. Ya podran pasar otros 8 años, podran pasar 80, y seguiras siendo esa niña aterrorizada, sentada bajo la botabara tiritando de frio mientras la tormenta azotaba nuestro L'equipe. Estabas angustiada, y yo estaba angustiado. Recuerdo el panico que reflejaba tu mirada, y el miedo que me daba que te pudiera pasar algo. Admito que, con la mentalidad de crio que tenia, me rei abiertamente de tu poco valor, de aquella falta de entereza. Pero es ahora cuando, recordando una vez mas ese dia, me doy cuenta de que en ese mismo instante empece a amar a las mujeres.

Aquella fuerza que siempre habias tenido, aquel espiritu luchador que mostrabas como nadie en las regatas y aquella altitud con la que mirabas al mundo (siempre fuiste una chica muy alta para tu edad) se contrapusieron en mi mente con aquel momento de debilidad, de miedo, de tension. Y nunca podre dejar de cruzarme contigo y ver automaticamente, como un flash-back de pelicula, como estas acurrucada junto a la orza con tu traje de aguas y aquella cara de espanto.

Sigue pegandote con el chico simpatico. Un dia de estos te invitare a una copa. Gracias.